Fly house es un concepto de hábitat contemporáneo ideado y construido por el estudio de diseño Espai fly. Un proyecto adaptado a las necesidades de hoy en día (presupuesto, movilidad, rapidez, ecología…), que puede ser ubicado fácilmente tanto en ciudades como en espacios abiertos.


El proyecto Fly house se preocupa primordialmente de 4 puntos fundamentales:

 1. Ecología y Reciclaje
 2. Economía
 3. Movilidad
 4. Diseño interior / exterior

 
1. Ecología y Reciclaje
La base de los módulos esta hecha a partir de la reutilización de casetas de obra de segunda mano, cosa que contribuye al reaprovechamiento de unos materiales difíciles de reciclar.

La casa está preparada con una preinstalación de placas solares para poder calentar el agua; la misma agua de lluvia que puede ser recogida mediante canaletas.

Todos los electrodomésticos y la iluminación son de bajo consumo.

El diseño interior es de madera natural tratada con barnices respetuosos con el medio ambiente, y los pavimentos son de tablero marino.

Por otro lado, desaparecen los desperdicios y gastos resultantes de hacer una obra tradicional (gastos de agua, materiales de obra, consumo de electricidad, etc.). La instalación es rápida y sencilla, por lo que no se produce polvo durante la colocación.

La contaminación acústica durante la instalación de la Fly house fue mínima comparada con a los ruidos ocasionados por cualquier construcción convencional.

2. Economía
Era fundamental conseguir realizar una vivienda de bajo coste, debido a las características de los futuros propietarios: una pareja joven de 26 años con un presupuesto bajo para la construcción.

El precio de estos módulos, comparado con el de una construcción tradicional de ladrillo u hormigón, hace de la Fly house un hábitat de bajo coste con múltiples posibilidades de ampliación y personalización.

La Fly house se ha ubicado en un solar muy pequeño (de 4,5 m de ancho), casi residual, entre las medianeras de un barrio de casas bajas.

La preparación del solar consistió en una solera con pilotis y un muro de carga que sostendría los 3 módulos que conforman la casa.

3. Movilidad
Teniendo en cuenta que cabía la posibilidad de que los propietarios quisieran cambiar su domicilio en el futuro, la idea de que la Fly house pudiera trasladarse con facilidad e instalarse en cualquier otro lugar fue uno de los requisitos a tener en cuenta y otra de las razones por la que los módulos se adaptaban perfectamente al proyecto.

Gracias a su diseño y medidas estandarizadas, la Fly house puede transportarse cómodamente en un camión-grúa y ser instalada en casi cualquier lugar.
La desenchufas y… ¡a volar!

4. Diseño
El objetivo del diseño, pese a contar con el hándicap de los espacios reducidos (12 m2 aprox. por módulo), era el de aportar por encima de todo una sensación de comodidad y bienestar adaptándose a las necesidades del siglo XXI, y muchas veces bajo el lema de “menos es más”.
El diseño se convirtió en uno de los puntos fundamentales y donde el equipo de Espai fly trabajó más detenidamente para componer los diferentes módulos sobre el terreno y diseñar los distintos espacios tanto interiores como exteriores que conforman la Fly house.

Marcan en el proyecto materiales como la madera de fresno, el acero inoxidable y el vidrio que se ubica por todas partes, tanto en puertas y cerramientos como en los grandes ventanales cuadrados; gracias a estos cristales se obtiene luz natural durante prácticamente todo el día y además ayudan a dar sensación de amplitud y ligereza a un espacio que parece casi flotar, puesto que los módulos se encuentran suspendidos a 30 cm. del suelo.

La contraposición de formas lineales que habitan tanto en la estructura general como en el mobiliario se oponen a otras circulares como el espejo del baño, la escalera de caracol o la ventana redonda del dormitorio.
Los colores claros, beiges y verdes, directamente relacionados con la naturaleza, componen la zona de sala principal y el dormitorio, mientras que los metálicos se apoderan de la cocina o el baño.

Excepto la cocina, que ha sido adaptada con muebles de Ikea y unos taburetes vintage recuperados, todos el resto de mobiliario ha sido diseñado íntegramente por el equipo de Espai fly.
Éste esta compuesto a partir de formas muy básicas y sencillas, teniendo la singularidad de que gran parte de ellos ocultan en su interior espacios de almacenamiento que serán de gran utilidad, como los baúles del sofá so-fly o la cama provista de cajones con sistema push-open (sin tiradores) y baúles en todo su perímetro.

De cara al exterior se pueden distinguir varias zonas que crean un juego de conexiones entre interior/exterior.
La primera es un espacio semi-cubierto que da paso a la entrada principal, pensado para la colocación de bicicletas o una moto. En uno de sus laterales se han sembrado cañas de bamboo.

La segunda zona es un espacio de tránsito entre el módulo principal y la cocina. Lo conforma un pequeño jardín de piedra blanca con un cerezo japonés y una pasarela de madera que hace de nexo.

En la parte trasera del solar hay un patio polivalente de suelo de gravilla, provisto de un toldo triangular, una hamaca y un pequeño huerto ecológico.

Por último, y en la primera planta, se encuentra una pequeña terraza de servicio con base de madera y finalmente en la cubierta de la cocina se ha instalado césped artificial utilizando este espacio como solarium.

La construcción del mobiliario se encargó a la carpintería local Fusteria Fullana, y los muebles de exterior (hamaca y tumbona) son de la marca holandesa Fatboy®.